"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"
Opinión
En la buena dirección
Igualdad notarial
01/02/2015
Todas las personas tenemos nuestro corazoncito, incluso los notarios. Estos “funcionarios públicos autorizados para dar fe de los contratos, testamentos y otros actos extrajudiciales, conforme a las leyes”, tienen también una versión más humana y cercana a los ciudadanos. La palabra notario tiene mala prensa, y más hoy en día cuando los vinculamos con las hipotecas.
Su origen se remonta al “escriba” egipcio, que ya entonces redactaba documentos de Estado y de particulares. Hubo notarios griegos (“singrapho”) y romanos (“tabulario”). La profesión como tal nace en el siglo XII en la Universidad de Bolonia. En España, el Fuero General de Jaca y el Fuero Real de Castilla (1255) otorgaron a la carta sellada por notario la máxima autoridad. Las partidas del rey Alfonso X el Sabio consideraban al Notariado como una función pública y regularon su actuación con bases que se mantuvieron vigentes hasta ley de 1862, todavía en vigor.
Estos fedatarios públicos se han ido modernizando con el uso de nuevas tecnologías e implicando en diferentes actividades sociales y de responsabilidad, como su colaboración en la lucha contra el fraude fiscal y el blanqueo de capitales.
Dentro de esta implicación social, hace 16 años crearon la Fundación Aequitas (igualdad) que nació en 1999 con el lema “¡Queremos hacer más!”. Su idea original era aportar soluciones jurídicas a personas con discapacidad y a sus familiares, mayores, inmigrantes, mujeres en situación de vulnerabilidad.
Uno de los secretos de esta Fundación ha sido implicar desde un principio a todos los sectores que conocen de cerca una materia tan complicada como es la protección jurídica. En esta plataforma solidaria en favor de las personas han participado (junto con los notarios) jueces, fiscales, abogados, diputados, concejales, profesores de universidad, médicos forenses, trabajadores sociales, fundaciones y asociaciones, que de manera desinteresada han colaborado en hacer una sociedad más justa.
Aequitas ha tenido un papel protagonista y ha colaborado en la puesta en marcha de reformas legislativas como la Ley del Patrimonio Protegido o la adaptación de la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Aunque todavía faltan retos por cumplir como la trasposición de la Convención de la ONU o la revisión del actual concepto de incapacitación judicial.
La Fundación Aequitas ha conseguido la coordinación de los más de 3.000 notarios españoles que pueden aportar soluciones jurídicas a personas con discapacidad y sus familias. De hecho han atendido más de mil consultas relacionadas con la discapacidad.
En este mundo interconectado las necesidades de protección jurídica ya no son locales sino que hay un ámbito de actuación mundial. Por eso Aequitas se ha internacionalizado y ha ampliado sus actividades a Iberoamérica y Europa.
Los notarios no están sólo para las hipotecas o los testamentos, su independencia les tiene que llevar más allá. Y su compromiso social debe verse reforzado. En una época de desigualdades, de excesiva riqueza para unos pocos, la balanza de la equidad y la imparcialidad tiene que fomentar una nueva época donde predomine la igualdad (Aequitas). Una virtud en desuso.